Portada Dirigiendo con propósito Ser mujer empresaria en El Salvador, es difícil pero se logra

Ser mujer empresaria en El Salvador, es difícil pero se logra

escrito por PaísMYPE
0 comentarios 6 minutos de lectura
Mujer joven salvadoreña, sonriente, vestida con un delantal negro con el logo "Helen Seward Milano", sentada en un salón de belleza con paredes rosadas. Al fondo se observan espejos, lámparas y certificados colgados en la pared. La imagen transmite confianza y profesionalismo en un entorno dedicado a la estética.

Un buen liderazgo puede marcar la diferencia entre una empresa que apenas sobrevive y otra que logra consolidarse y crecer. Un líder no solo gestiona recursos: toma decisiones difíciles, enfrenta riesgos y guía a su equipo con propósito y visión. En este rol, cada decisión cuenta, y los desafíos no dan tregua. En El Salvador, este desafío se profundiza cuando hablamos de mujeres al frente de micro y pequeñas empresas.

Seis de cada diez negocios en El Salvador están en manos de mujeres empresarias, y más de la mitad de ellos (55%) están atrapados en un ciclo de ingresos bajos y oportunidades limitadas. Esta situación podría llevar a que muchas empresarias cuestionen su capacidad de liderazgo, cuando en realidad se enfrentan a importantes barreras estructurales.

La brecha educativa es una de estas barreras – el 60% de las mujeres empresarias tiene un nivel educativo menor a noveno grado. Además, el 35% de las que están a cargo de negocios más grandes también asumen solas las tareas del hogar, lo que representa una doble carga. Estos datos revelan que el éxito de las mujeres empresarias en El Salvador no se ve limitado por falta de talento, sino por las desigualdades y obstáculos a los que se enfrentan.

60%

Mujeres líderes de MYPES con nivel educativo menor a noveno grado

Fuente: Observatorio MYPE de la Escuela LID de FUSAI

En el contexto salvadoreño, las mujeres tienen el camino más empinado. Esta situación podría explicar por qué muchas se concentran en los segmentos más pequeños y vulnerables de la MYPE, a pesar de liderar con compromiso y esfuerzo.

Existen, sin embargo, casos que desafían las estadísticas y demuestran el potencial de las mujeres cuando se les abren oportunidades. Algunas logran romper barreras y alcanzar mejores resultados que sus pares masculinos. De hecho, según el estudio “El Estado de la MYPE 2024” publicado por el Observatorio MYPE de FUSAI, revela que los negocios liderados por mujeres que crecen tienden a generar mejores condiciones laborales y a pagar salarios más altos —en promedio USD 349.6, superando en USD 18 a los salarios pagados por hombres—.

Una de las historias que va a contracorriente de  los estigmas es la de Yuri Olivar, una mujer con raíces humildes que ha transformado su pasión en una empresa con posibilidades  de expandirse. Actualmente, dirige su salón Beauty Supply A&C, ubicado en Chirilagua, San Miguel, que también funciona como spa e instituto de formación para aspirantes a estilistas. Conozcamos su historia. 

Salón de belleza con paredes rosadas donde varias mujeres están recibiendo servicios de manicura. Cada estación de trabajo cuenta con una lámpara y espejo individual, y en las paredes se observan múltiples certificados enmarcados. Las técnicas de uñas trabajan concentradas mientras las clientas conversan o sonríen, creando un ambiente activo, femenino y acogedor.
Salón Beauty Supply A&C

Luchar contra todo pronóstico

Desde niña, Yuri Olivar tuvo claro lo que quería. Sin necesidad de decirlo en voz alta—porque en los pueblos, muchas veces, los sueños de las mujeres se consideran una aspiración inalcanzable—, ya imaginaba su futuro entre tijeras, esmaltes y espejos. “Siempre estaba maquillando, peinando, cortando el cabello de mis muñecas… yo decía: cuando sea grande, voy a ser estilista.”

Aunque el sueño era firme, el camino no estaba despejado. Convertirse en estilista profesional era costoso y su familia no podía apoyarla económicamente. Fue en esa etapa donde comenzó su verdadero aprendizaje: un amigo  le enseñó los fundamentos del oficio y le  brindó su primer empleo en lo que realmente le gustaba.

“En esos momentos comencé a aprender mucho, pero sabía que no podía quedarme ahí si quería lograr tener mi empresa. Comencé a estudiar y sacar mi carrera universitaria.” Mientras muchas mujeres en su situación no acceden a niveles educativos superiores —solo cuatro de cada diez empresarias en El Salvador han cursado bachillerato o estudios superiores—, Yuri decidió formarse en dos frentes a la vez: lo técnico y lo administrativo.

Después de adquirir conocimientos fundamentales, Yuri tomó la decisión de buscar nuevas oportunidades. Dejó el salón y se empleó en una oficina.  Al terminar su jornada laboral atendía clientes en casa o a domicilio, lo que le permitió ampliar su clientela y su experiencia.

“Fue de poquito en poquito… con lo que yo ganaba iba comprando otro esmalte, otra cosita… pero nunca dejé de hacerlo”, menciona. Incluso cuando pasó a trabajar en la alcaldía de su localidad por cinco años, no abandonó su vocación.


“En las noches seguía atendiendo en un pequeño cuarto, que fue mi primer espacio personal para poder atender a mis clientes, y siempre volvía al día siguiente a mi jornada completa”

Yuri

Microempresaria

Emprender no es lo mismo que liderar una empresa

Emprender no es lo mismo que liderar una empresa: esta fue una de las lecciones más importantes que aprendió. Después de años de esfuerzo, Yuri decidió abrir su propio espacio. Con ayuda de su esposo, quien construyó los muebles del salón, y el apoyo de amistades que colaboraron en la adecuación del local, abrió sus puertas el 11 de febrero de 2024. Sin grandes inauguraciones, solo con fe y planificación.

“Iniciamos directamente con el salón y el instituto a la vez”, recuerda. Sin embargo, fue en ese momento cuando enfrentó el desafío de liderar un equipo. “Nadie nace aprendido… Me di cuenta de que yo hacía todo y me ahogaba entre tantas tareas.”

Con el tiempo, tuvo que asumir que debía dedicar su energía a las funciones principales. “Tuve que pensar más gerencialmente, velar porque las operaciones de mi negocio se mantuvieran en marcha y encargarme de las decisiones estratégicas.”

Esta experiencia marcó un antes y un después. Yuri inició una etapa de crecimiento personal en la que aprendió a escuchar, a confiar y a crear un ambiente donde equivocarse no fuera motivo de castigo, sino de aprendizaje. En ese proceso, se unió a la Escuela LID, una iniciativa que brinda formación y acompañamiento a empresarios MYPE. “Ya tenía mis metas fijas, pero no sabía qué era ser un líder”, reconoce.

Aprendió a armar un buen equipo, planificar con claridad, delegar responsabilidades, construir una cultura organizacional y hacerlo con un propósito. “Fueron las lecciones más grandes que me quedaron y que aún aplico en mi día a día. Nunca dejo de aplicar lo aprendido en la Escuela LID”, comenta. El proceso no fue fácil, pero la paciencia y el esmero dieron frutos.

La visión del líder

Yuri ha demostrado que en El Salvador liderar una MYPE siendo mujer no es fácil, pero sí es posible si se combina esfuerzo, formación y visión. Sus logros no son solo materiales; son también humanos. Ha formalizado su empresa, ha creado empleo, ha enseñado a otras mujeres y ha demostrado que sí se puede.“Todo lo hago con amor por mis hijos”, expresa. 

Su próxima meta es expandirse. “Estamos haciendo pruebas piloto… queremos abrir una sub sede en Intipucá o en la playa El Coco, en La Unión”, comenta.

Yuri resume su camino con una frase: “Esto es una lucha continua… si uno tiene un plan, un sueño, un objetivo, que no se desanime. Todos podemos”.

Artículos relacionados

Dejar un comentario

Contacto

Newsletter

Suscríbete a nuestro newsletter y sé el primero en recibir las últimas novedades.

Forms newsletter

© 2024 PaísMYPE, un proyecto de FUSAI (Fundación Salvadoreña de Apoyo Integral). Todos los derechos reservados.