La relevancia de las micro y pequeñas empresas en la economía salvadoreña
Durante muchos años, se ha reconocido el papel fundamental de las micro y pequeñas empresas (MYPE) en la economía de El Salvador. Sin embargo, hasta hace poco no contábamos con estudios recientes que confirmaran su impacto. Con el Informe MYPE 2023, finalmente se logra apreciar mejor la composición y el peso de este sector en el país. Este informe revela que las microempresas representan cerca del 94% de las unidades económicas y emplean a casi el 70% de la población en edad de trabajar. Además, destaca que el 60% de estas empresas son lideradas por mujeres, subrayando su rol clave en la generación de empleo y el empoderamiento económico de muchas familias salvadoreñas. También se encontró que emprender reduce la intención de emigrar, actuando como una barrera contra la migración forzada.
Sin embargo, tras la presentación del INMYPE 2023, aún quedaba una pregunta importante sin responder: ¿cuál es realmente el aporte que tiene este sector y cuál ha sido su evolución en los últimos años? Ante esta interrogante, el Observatorio MYPE asumió el reto de encontrar la respuesta.
Comprender este aspecto es esencial para entender la verdadera realidad económica del país. Era necesario cuantificar el aporte de las miles de familias salvadoreñas que, día a día, trabajan en sus emprendimientos y empresas; un esfuerzo que hasta ahora no había sido reflejado suficientemente en las estadísticas nacionales. En este sentido, el informe logró su cometido, iluminando un poco más ese “otro lado de la luna” que hasta entonces no se había alcanzado a ver.
El reto de medir el PIB de las microempresas
El Producto Interno Bruto (PIB) es el principal indicador para medir la salud económica de un país, ya que calcula el valor total de los bienes y servicios producidos en un periodo. Un PIB sólido e indicios de crecimiento reflejan una economía sana. Sin embargo, este indicador suele centrarse en las empresas formales, que en El Salvador representan menos del 5% del total del parque empresarial, lo cual invisibiliza el aporte de las microempresas que ocupan al 70% de la población en edad de trabajar.
El Observatorio MYPE se propuso realizar un cálculo aproximado confiable, tarea que no fue sencilla. En el pasado, aunque se realizaron algunos estudios, estos no diferenciaban entre la economía informal, la economía no observada y las microempresas, cuando esta distinción es crucial. Si bien algunas microempresas operan formalmente, muchas lo hacen de manera informal. Además, la economía no observada, que incluye actividades no registradas oficialmente, no siempre está vinculada al ámbito empresarial.
A esto se suman factores como la alta heterogeneidad del sector, la falta de estudios específicos sobre microempresas, las diferencias en terminologías y, uno muy importante, la ausencia de datos confiables en las estadísticas nacionales.
Para corregir esta omisión, el Observatorio MYPE desarrolló una metodología basada en el Sistema de Cuentas Nacionales (SCN), utilizando datos directamente de los empresarios, lo que permitió medir el aporte real de las microempresas al PIB del país.
El lado oculto de la luna: la contribución de las microempresas al PIB
Los resultados del estudio revelan que, entre 2016 y 2023, las microempresas aportaron un promedio del 42.9% al PIB de El Salvador, consolidándose como un motor clave de la economía nacional. No obstante, los resultados también evidencian una tendencia preocupante: en los últimos años, su contribución ha disminuido.
Los datos muestran que, entre 2016 y 2019, las microempresas experimentaron un crecimiento estable, lo cual ayudó a reducir la pobreza y la desigualdad en el país. Sin embargo, la pandemia por COVID-19 en 2020 y la subsiguiente ola inflacionaria alteraron este panorama. Si bien en 2021 las microempresas mostraron señales de recuperación, con un crecimiento del 10.3% en su contribución al PIB impulsado por la reactivación económica, la inflación comenzó a afectar al país a mediados de ese año, deteriorando el poder adquisitivo de las familias, que son los principales clientes de las microempresas. Esto redujo su capacidad de crecimiento. Para los años 2022 y 2023, la contribución al PIB cayó a un 36.3%, una disminución notable respecto a los años anteriores.
Estos resultados, aunque subrayan la importancia del sector, también revelan una realidad que antes no era tan evidente: cuando las microempresas enfrentan dificultades, la mayoría de los hogares salvadoreños también se ven afectados.
«La otra cara de la economía no es su lado oscuro, sino su lado oculto.»
– William Pleites, Director del Informe
Retos y oportunidades para las microempresas
El declive observado en los resultados del estudio podría estar vinculado a varios desafíos estructurales, como la dificultad de ajustar precios y salarios en un entorno inflacionario, así como la limitada integración de las microempresas en cadenas de valor más dinámicas.
Al analizar estos resultados junto con otros capítulos del Informe MYPE 2024, se evidencia que las microempresas enfrentan múltiples obstáculos que frenan su crecimiento y sostenibilidad. En el capítulo 2, se destaca que factores como la inflación, el estancamiento salarial y la creciente competencia han mermado el dinamismo del sector en los últimos años, lo que ha afectado su desempeño reciente. Además, su baja integración en las cadenas de valor formales restringe su capacidad para aprovechar oportunidades de crecimiento.
En concreto, el informe sugiere que, para mejorar la situación de las microempresas, es fundamental implementar un plan que promueva su integración en las cadenas de valor más dinámicas de la economía salvadoreña. También recomienda simplificar los requisitos legales y mejorar sus capacidades productivas.
Desarrollo económico integral
La contribución de las microempresas al PIB de El Salvador entre 2016 y 2023 ha puesto en evidencia tanto su importancia como los desafíos que enfrentan. La disminución de su aporte en los últimos años subraya la urgencia de implementar políticas integrales que fortalezcan a este sector, promuevan su formalización gradual y les permitan acceder a mejores oportunidades de crecimiento. Al hacerlo, no solo se impulsará el crecimiento económico del país, sino que también se mejorará el bienestar de las miles de familias salvadoreñas que dependen de las microempresas para su sustento.