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Del efectivo a lo digital: el reto cultural de las MYPE en pagos digitales

escrito por PaísMYPE
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Mujer emprendedora muestra orgullosa sus artesanías de barro negro, incluyendo ollas, comales y hornillas, en una exposición organizada por FUSAI.

Según el estudio “Estado Actual de la MYPE 2023”, el 76.4% de los empresarios ya tiene acceso a teléfonos con acceso a internet. Sin embargo, los pagos digitales aún no son una norma en el sector: el 59.6% de los negocios sigue optando por el efectivo, mientras que solo el 6.6% realiza sus transacciones exclusivamente a través de medios electrónicos.

Este contraste indica que el principal obstáculo no es técnico, sino cultural y educativo. Según Roxana Girón, coach de la Escuela LID, enfrentamos “una barrera cultural y de confianza” que impide la adopción de tecnologías digitales. Más del 59 % de los empresarios encuestados solo ha alcanzado el noveno grado de estudios, lo cual limita tanto su apropiación tecnológica como su percepción de seguridad frente a herramientas financieras digitales.

La confianza, una moneda en disputa

El estudio también revela los motivos por los cuales seis de cada diez empresarios prefieren el efectivo por encima de los medios electrónicos. Las principales causas: preferencia por tener el dinero en mano (24.8%), percepción de que sus clientes no utilizan estos métodos (23%) y desconfianza hacia la tecnología (15.2%).

En medio de este panorama, algunos rompen el molde. Claudia Vásquez, fundadora de Barrero Negro Variedades, comparte su experiencia con realismo: “Uno quiere vender. Si el cliente paga con tarjeta, hay que estar preparado. Pero al principio nadie me lo enseñó. Aprendí sola, con miedo, pero lo hice”.

Gráfico de barras que muestra las principales razones por las que las MYPE en El Salvador no utilizan medios de pago electrónicos. La razón principal es la preferencia por tener el dinero en mano (24.8%), seguida por la percepción de que sus clientes no usan estos medios (23%) y la desconfianza general hacia la tecnología (15.2%). Fuente: Observatorio MYPE de la Escuela LID de FUSAI.

Gracias a su iniciativa y al acompañamiento de programas como la Escuela LID, Claudia logró incorporar distintos medios de pago en su negocio: transferencias, POS móvil, Bitcoin y códigos QR respaldados por el banco. Esta decisión le permitió cerrar un contrato por US$500 con un hotel, una venta que —según dice— no habría sido posible de manejar en efectivo. 

Digitalizar con sentido y estrategia

Su experiencia demuestra que la digitalización, cuando se combina con la formación adecuada, no solo es viable, sino también rentable. Claudia aprendió que no todos los medios de pago resultan igual de útiles para cada cliente o entorno. En su caso, prefiere las transferencias bancarias, que no generan comisiones.

Aun así, valora disponer de otras opciones.

“Uno va aprendiendo qué le conviene según el cliente y el lugar. Yo sé que en algunas ferias nadie paga con efectivo, así que tengo que estar lista con todas las opciones si quiero vender”.

Mujer emprendedora muestra orgullosa sus artesanías de barro negro, incluyendo ollas, comales y hornillas, en una exposición organizada por FUSAI.

Claudia Vásquez

Microempresaria

Esta adaptación estratégica le permite tener un control más claro de sus ventas y elegir los métodos más eficaces según el contexto.

Casos como el suyo aún no son representativos en el sector, lo que plantea un desafío mayor. Según la Estrategia país 2023-2027, del Banco Mundial, modernizar el sector privado —especialmente las MYPE— es esencial para lograr un crecimiento más inclusivo y sostenible.

Dos ollas de barro negro exhibidas sobre una mesa con bases de palma tejida, acompañadas de letreros con códigos QR para realizar pagos digitales desde el celular mediante Banco Agrícola y Bim. Al fondo se observa vegetación verde.
Barrero Negro Variedades.

Un ecosistema que fomente la confianza

Para que la transición hacia una economía digital sea efectiva, se requiere de una visión de país que integre formación técnica y acceso a infraestructura, así como políticas públicas que eliminen trabas regulatorias, como lo recomienda la Superintendencia de Competencia.

En este contexto, la educación emerge como el factor determinante. “Yo no sabía ni qué era una pasarela de pago”, confiesa Claudia. Pero luego de capacitarse en comercio electrónico, no solo implementó soluciones digitales, sino que hoy también forma a otros emprendedores.

Su historia ilustra una tendencia posible: cuando se eliminan las barreras de aprendizaje, las MYPE responden con innovación. Esta es otra de las conclusiones contenidas en el mencionado estudio del Observatorio MYPE, que plantea la profesionalización financiera y digital como una necesidad estructural para la sostenibilidad del sector.

¿Qué necesita el sector para avanzar?

Aunque los dispositivos móviles ya están presentes en buena parte del ecosistema MYPE, los pagos digitales continúan siendo poco frecuentes. Este desfase evidencia que, además de infraestructura, es urgente ofrecer formación, confianza y acompañamiento. 

Claudia Vásquez proyecta su negocio en aeropuertos y centros comerciales, consciente de que sin medios digitales “no hay venta segura”. Su recomendación es clara: “Hay que perder el miedo, capacitarse y arriesgar. Si no, no se vende lo suficiente y el negocio no crece”.

El verdadero reto de El Salvador no está solo en acercar la tecnología, sino en construir un entorno donde se aprenda a usarla —y a confiar en ella— forme parte del ADN empresarial del país.

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