Hace varias semanas, en el Observatorio MYPE se entrevistó a Emma, una empresaria que comenzó con un carretón de chocobananos. Nos dijo algo que resume este informe: «Yo no aparezco en las estadísticas oficiales, pero mi negocio mantiene a cuatro familias». Este día se presento el informe que finalmente hace visible esa realidad.
El lanzamiento de este informe va al centro de la razón de ser de la Escuela LID de FUSAI, especializada en Activación y Aceleración Empresarial. La labor de la Escuela no es sólo formativa; es la de catalizar el crecimiento de las MYPE con programas basados en evidencia, datos confiables, y un conocimiento profundo del entorno y del sector.
Esa es la misión del Observatorio MYPE, adscrito a la Escuela LID: ser el primer centro privado de investigación especializado que ilumina este sector históricamente relegado, al que algunos llaman «la caja negra de El Salvador».
Este es el tercer informe consecutivo, que junto a los que le precedieron, representa sin duda el principal esfuerzo sistemático y de continuidad realizado en el país en toda su historia sobre el universo MYPE.
¿Por qué es vital? Porque hablar de las MYPE es hablar de la columna vertebral de nuestra economía. Este sector constituye el sustento de alrededor del 70% de las personas en edad de trabajar. Son más del 99% del parque empresarial y el motor que impulsa nuestra vida cotidiana. Con la continuidad de estos estudios, la memoria institucional sobre este sector comienza a restituirse.
Principales hallazgos: La otra cara de la economía
El informe 2025 revela una paradoja que debería inquietarnos: mientras El Salvador experimenta uno de sus mejores momentos económicos en décadas, con un crecimiento del PIB que supera el promedio histórico, las microempresas y las pequeñas empresas —que son el 70% del empleo— podrían estar quedando rezagadas de este dinamismo.
Hay cuatro hallazgos cruciales que evidencian esta tensión:
- Motor económico subestimado: Las MYPE, tanto formales como informales, aportaron en conjunto un promedio del 48.8% del Producto Interno Bruto (PIB) entre 2020 y 2023. Esto reafirma que el país depende de la vitalidad de este tejido empresarial.
- El freno asfixiante de la usura: El crédito informal se mantiene como un freno principal. Ocho de cada diez empresas recurren a prestamistas usureros, enfrentando una tasa de interés promedio anual de 1,869%. Esto limita drásticamente su capacidad de inversión y crecimiento.
- Digitalización desigual: Si bien ocho de cada diez MYPEs utilizan WhatsApp como herramienta comercial, dos de cada tres empresarios siguen operando únicamente con efectivo. Esto genera un «déficit de adopción» que limita su productividad.
- La carga invisible del cuidado: Más de seis de cada diez empresarios dedican un promedio de 4.1 horas diarias a tareas de cuidado no remunerado. Esta doble jornada es especialmente dura para las mujeres y resta tiempo valioso a la gestión de sus negocios.
Forjando un ecosistema efectivo
Este tercer informe es más que un diagnóstico académico; es una hoja de ruta para la acción. Reafirma que abordar los desafíos de las MYPE no es un mero asunto sectorial, sino una condición indispensable para el desarrollo nacional.
Desde la Escuela LID, se asume el compromiso de tomar esta evidencia para refinar sus programas de aceleración. Pero la creación de un ecosistema de apoyo efectivo requiere la convergencia de todos los actores del ecosistema MYPE, especialmente para encontrar forma de enfocar recursos a lo siguiente:
- Urge una inclusión financiera que combata la usura y permita la ampliación de la oferta crediticia al sector, en términos más competitivos.
- Es esencial ampliar el horizonte digital de los empresarios, migrando de las redes sociales a herramientas reales de gestión y productividad.
- Se debe, finalmente, visibilizar y abordar la carga de cuidado, con políticas que liberen tiempo productivo y abran paso al sector privado para que a través de modelos innovadores atiendan las necesidades de este mercado emergente.
Volviendo a Emma y a los cientos de miles como ella: este tercer informe es la promesa de que su esfuerzo diario ya no será invisible. Lograrlo es una tarea compartida de los actores del ecosistema MYPE— sector publico y privado, cooperación internacional, academia, entre otros— para convertir estos datos en decisiones que transformen vidas concretas.
Finalmente, los resultados del informe son una invitación para usar esta información no solo para medir, sino para transformar. Cuando las MYPE, el tejido invisible que sostiene al 70% del empleo nacional, prosperan, todo El Salvador avanza.