Recientemente, el Observatorio MYPE de FUSAI se adentró en el estudio del bienestar empresarial, examinando la felicidad como una métrica crucial en la calidad de vida de los empresarios de micro y pequeñas empresas. En lo que podría ser un resultado destacable de la sociología de la microempresa, casi 1,000 empresarios desentrañaron sus fuentes de satisfacción personal, revelando resultados que parecen comunes a otras latitudes de América Latina.
La familia y los amigos
A la cabeza de la felicidad se encontraron la familia y los amigos, constituyendo la fuente principal de alegría para un sustancial 49.8% de los consultados. Este hallazgo no es menor: las MYPES en estas áreas suelen estar entrelazadas con las relaciones familiares, lo que subraya que el apoyo social y la cohesión familiar no son simplemente aspectos emocionales, sino pilares fundamentales en la estructura de las empresas familiares.
Bienestar económico y salud
El bienestar económico siguió, con un robusto 27.9%, marcando su territorio en el mapa de la felicidad. Un descubrimiento que destaca la urgencia de políticas que propicien el crecimiento económico de estas entidades, no a través de paliativos temporales, sino mediante la promoción de un ecosistema empresarial inclusivo y fértil para la innovación y el desarrollo.
La salud no quedó relegada, con un 20.4% de los empresarios reconociendo su valor incalculable. Esto resalta la necesidad de políticas de salud robustas y accesibles que fomenten un bienestar holístico para los empresarios y sus familias.
Cuando se les preguntó sobre cambios en su entorno empresarial que podrían amplificar su felicidad, la creación y mejora de empleo ocupó el lugar preponderante, con un 38.9%, seguido por cambios en la economía, con un 31.1%. Estos resultados apuntan a un anhelo colectivo por un horizonte económico expandido, donde la satisfacción laboral y la estabilidad económica son vistas como el nuevo “El Dorado”.
Un dato revelador: un índice de felicidad significativa
El estudio reveló un índice de felicidad de 7.90, una cifra que, si bien refleja una satisfacción general, también destapa la existencia de oportunidades para elevar aún más el bienestar de este sector.
Los resultados revelan un mosaico de perspectivas que deberían guiar el desarrollo de políticas y estrategias bien cimentadas, que busquen no solo la supervivencia, sino el florecimiento de las MYPES en la región. Con una planificación sagaz y visión a largo plazo, las políticas podrían sentar las bases para un futuro donde el éxito y la satisfacción sean más accesibles.
Cerramos con una cita de Sydney J. Harris que resume este ethos: “La felicidad es una dirección, no un lugar”.
Para las MYPES de El Salvador, ese camino se ilumina al analizar qué impulsa la felicidad empresarial, un viaje que todos en el ecosistema microempresarial deberían emprender.