Todo comenzó en 2015 cuando, con una inversión inicial de solo 5 dólares, Angélica logró hacer y vender dos docenas de panecillos. En pocas semanas, sus ventas se multiplicaron por cuatro. En la actualidad, en un sector tradicionalmente dominado por hombres, Angélica emplea a 11 personas, y su negocio tiene sucursales en Santa Ana y San Salvador.
El comienzo
A una edad en la que muchas jóvenes se dedican a sus estudios y a hacer planes para el futuro, Angélica se vio enfrentada a la maternidad. Tras quedar embarazada a los 16 años, su vida dio un giro inesperado, con nuevos retos que afrontar y poco apoyo de su pareja. Sin embargo, en 2014, cuando el padre de su hijo se vio obligado a migrar, ella se encontró en la necesidad de buscar una alternativa para sostener a su familia. En este momento de gran adversidad, Angélica decidió cambiar el rumbo de su vida, volviendo a vivir con su madre y buscando formas de mantenerse y cuidar de su hijo.
Fue entonces cuando, con una pequeña inversión de solo 5 dólares, Angélica comenzó a vender croissants en las escuelas locales. Este emprendimiento fue un respiro para sus finanzas, generándole ingresos y permitiéndole recuperar gradualmente el control sobre su vida.
Para su sorpresa, la respuesta del mercado fue impresionante. En pocas semanas, había cuadruplicado sus ventas, los croissants se vendían rápidamente, y se dio cuenta de que tenía un negocio en ciernes. Su pasión y dedicación la llevaron a aprender lo necesario para mejorar su producción y atender la creciente demanda. En poco tiempo, su negocio, al que llamó Innova Croissant, se expandió a varias escuelas y colegios, convirtiéndose en un nombre conocido en la comunidad.
Aunque la falta de experiencia empresarial y el acceso limitado a recursos financieros eran obstáculos significativos, Angélica nunca se dio por vencida. Buscó apoyo en su comunidad y en organizaciones locales que ofrecían capacitación y asesoría a pequeños empresarios. Estas conexiones le dieron las herramientas necesarias para administrar su negocio de manera más eficiente.
Adaptación y perseverancia
En 2020, la pandemia de COVID-19 la colocó ante nuevos desafíos, pero también le ofreció nuevas oportunidades. Angélica se adaptó rápidamente y utilizó las redes sociales para promocionar sus productos y encontrar nuevos clientes. Su perseverancia la llevó a dar un paso significativo: abrir una sucursal en Santa Ana. Con un nuevo préstamo bancario, estuvo lista para enfrentar los riesgos y oportunidades que le presentaba este nuevo mercado.
Después de la pandemia, Angélica expandió su cartera de clientes y experimentó un aumento en los pedidos al por mayor. Los pedidos crecieron tanto que su hermano y su madre tuvieron que involucrarse en las operaciones productivas y de distribución. Esto es común en el sector MYPE, donde la mayoría de las empresas son operadas por familiares. Según nuestro informe MYPE 2023, se estima que alrededor del 40.5% de las personas empleadas en el sector son familiares de los administradores del negocio.
Angélica también ha utilizado su éxito para retribuir a la comunidad que la apoyó, participando en programas de mentoría para jóvenes emprendedores y ofreciendo empleo a madres solteras que enfrentan desafíos similares a los que ella experimentó. Para 2024, la empresa de Angélica se ha convertido en una pequeña empresa que brinda empleo a 11 personas, de las cuales 8 son mujeres, contribuyendo a mejorar su situación y a reducir la brecha de género en un segmento donde la mayoría de las empresas (70%) son administradas por hombres.
Para el futuro, Angélica tiene planes ambiciosos para seguir creciendo y diversificando su negocio. Actualmente, explora la apertura de nuevas sucursales en otras ciudades y la posibilidad de introducir nuevos productos. Su visión es crear una cadena de panaderías que ofrezca productos de alta calidad, reconocida por su compromiso con la excelencia y la innovación. Angélica Sigüenza ha demostrado que, con determinación, se pueden superar obstáculos y alcanzar el éxito.